Una historia con un final feliz…
Hace año y medio aproximadamente, rescatamos a Gregorio y lo hicimos zarposo.
Como hacemos con todos nuestros perretes, lo llevamos al veterinario y le hicimos analíticas. Los resultados fueron desgarradores. Gregorio tenía un linfoma y su pronóstico de vida era de apenas un año.
En su estado no podíamos llevarlo a la guardería y le buscamos una casa de acogida. Aun conociendo el inevitable desenlace, Jorge se ofreció.
Hace tres meses volvimos a hacerle analíticas y grande fue nuestra alegría cuando nos dijeron que los parámetros habían mejorado. (La mano de Jorge había estado detrás de la recuperación de Gregorio y por eso le estamos muy agradecidos).
Aunque Gregorio ya formaba parte de su familia, hace unas semanas nos dio una sorpresa, cuando nos dijo que quería adoptarlo.
A día de hoy Gregorio es un perro feliz, junto a Jorge y su compañera de cuatro patas Hanna.
Gracias por todo y sed felices…